MENTIROSOS SOCIALES

La mentira es una herramienta exclusiva del ser humano.

La adaptación nos ha llevado a tener socialmente admitidas ciertas estrategias de comunicación, entre ellas, la mentira.
¿Por qué mentimos?

“Mentimos” cuando nos vendemos, por ejemplo en una entrevista de trabajo, omitimos cierta información que pensamos que puede perjudicarnos y exageramos aquella que queremos que se ponga en valor.

“Mentimos” para evitar consecuencias negativas en entornos familiares, cuando decimos que algo nos gusta para agradar, porque si fuéramos totalmente sinceros, heriríamos los sentimientos de alguien que nos importa y no compensa.

“Mentimos” cuando respondemos automáticamente: “Bien” a la pregunta, “¿Cómo estás?. Porque no queremos mostrar nuestra vulnerabilidad, porque pensamos que no nos van a escuchar o que es mejor parecer fuertes siempre.

“Mentimos” y lo hacemos todos y todos sabemos que lo hacemos.

Por eso, si desarrollamos nuestras habilidades de comunicación, seremos capaces de entender mejor a los demás, de escuchar mejor para ver qué hay detrás de esas palabras en realidad y desarrollar nuestra empatía y ser mejores personas.

Porque en realidad, si asumimos que la mentira está socialmente aceptada y diferenciamos las mentiras como herramienta social de las mentiras que podemos considerar intencionadas, con afán de engañar, hay una diferencia sustancial.

La mentira, como tal, la podríamos definir como aquella estrategia que busca de manera voluntaria engañar sobre un hecho. Ocultar información emocional, exagerar una virtud o endulzar una crítica a un mal plato en la mesa… lo descartaríamos como mentiras, ya que no engañan para buscar un efecto nocivo para el otro, sino que son estrategias para solventar situaciones atendiendo a los recursos comunicativos de cada persona.

De una forma u otra, este tipo de situaciones suelen implicar incoherencias entre nuestro leguaje verbal y nuestro lenguaje corporal. Ser capaz de observar detalles que nos den información extra, no verbalizada por una persona, pero sí expresada en su cuerpo, nos proporciona la oportunidad de empatizar, más, comunicarnos mejor y adaptar nuestro comportamiento a favor de nuestro objetivo según cada situación.

La Comunicación Corporal nos ayuda a ver más allá:
– A ver si detrás de una sonrisa hay alegría o tristeza encubierta;
– A ver si detrás de un “bien” hay un “genial” o un “fatal, pero no te lo cuento”;
– A ver si tras esas palabras de seguridad, hay alguien fuerte o muerto de miedo;
– A ver si tras ese relato contundente, hay una verdad o una mentira.

Somos personas tratando con personas, porque somos humanos, porque nos comunicamos con la boca y con el cuerpo.

Y entender el idioma del cuerpo, marca la diferencia en las relaciones personales y profesionales.

¿Tienes curiosidad por aprender más sobre Comunicación Corporal?

www.penelopegarciacomunicacion.com