LAS PALABRAS NO SON INOCUAS

El comportamiento humano está regido por un triángulo compuesto por tres puntos interdependientes, que son: Pensamientos, Emociones y Comportamientos.

Lo que pienso, afecta a cómo me siento y a cómo actúo.

Lo que siento, me genera pensamientos y me lleva a tomar decisiones de cómo comportarme.

Lo que hago, me lleva a pensar y a sentirme de una forma determinada.

Y una de las cosas que mueve este flujo dentro de este triángulo, es la comunicación verbal.

Con nuestro lenguaje creamos nuestra realidad, así que… deberíamos preocuparnos más por las palabras que utilizamos para expresarnos, porque nos las creemos y generamos conductas que muchas veces… no son las que necesitamos para buscar soluciones.

Si dejamos de usar palabras para verbalizar nuestros miedos y nuestros hipotéticos fracasos y empezamos a utilizar palabras que verbalicen nuestras ilusiones y nuestras ganas de convertirnos en nuestra mejor versión… Entonces:

¡Nuestra actitud será más constructiva, nuestra realidad más positiva y tendremos muchas más posibilidades de que las cosas nos salgan bien y ser más felices!

El lenguaje verbal podemos entrenarlo con muchas técnicas para comunicarnos mejor con nosotros mismos y con los demás y relacionarnos mejor con ellos.

Las emociones tienen matices.

No es lo mismo estar molesto, que un poco disgustado, que algo enfadado, que muy decepcionado, que realmente exaltado o definitivamente enfurecido.

Igual que no es lo mismo, estar alegre, que sentirse satisfecho, que muy contento, que exaltado de emoción, que muy feliz o exultante de gozo.

Las preguntas tienen impacto en los demás.

Puedo preguntar ¿Por qué no hiciste esa llamada tan importante?
o puedo preguntar ¿Qué sucedió para que no pudieras hacer esa llamada tan importante?

La primera tiene muchas posibilidades de hacer que el otro se sienta juzgado, cuando la segunda invita a buscar una respuesta sin que necesariamente la culpa resida en el que recibe la pregunta.

Hay estrategias neurolingüísticas que podemos entrenar como habilidades de comunicación verbal, que nos ayudan a ser mejores personas, a ser mejores líderes, a trabajar mejor en equipo, a generar relaciones más auténticas con nuestros clientes, a ser más profesionales tratando con candidatos en un proceso de selección y a fomentar más confianza en las relaciones médico-paciente.

Las palabras que utilizamos intervienen en nuestros procesos de pensamiento, emoción y comportamiento. Tanto con nosotros mismo como con los demás.

Mejores personas hacen mejores empresas.

¿Tienes curiosidad por los beneficios de entrenar tu comunicación verbal?

www.penelopegarciacomunicacion.com